
Es claro que el poder siempre ha ido cambiando de mando, pero a su vez no deja de ser interesante el análisis realizado en relación al como éste se ha ido enquistado dentro de una elite no tan política, sino más bien de la democracia del lobby o relaciones utilitarias para obtener algo específico, que puede ser o no, la búsqueda de la concreción y consecución del poder político, como lo es en el caso de Jovino Novoa, fundador de la UDI y también con un rol controvertido con el retorno a la democracia en nuestro país.
Jovino Novoa fue uno de los primeros políticos en reconocer el financiamiento ilegal de sus campañas políticas, además considerar que no sólo incurrió en ese delito, sino más bien, uso ilegalmente instrumentos tributarios para obtener beneficios, como lo son las boletas ideológicamente falsas que usó para obtener aportes directos desde el Grupo Penta, altamente cuestionado por su rol de financiar transversalmente a políticos en ejercicio como también políticos que pasaron al ostracismo público.
Penta aportó más de 30 millones de pesos, para que Novoa montara un call center de apoyo hacia lograr éxito en la primaria donde Pablo Longueira competiría para ser la carta del sector de centro derecha y derecha en la pasada elección presidencial del 2013, ya que a su vez Novoa era parte importante de la UDI, al haber sido uno de sus padres fundadores, pero también el límite entre lo lícito y lo ilícito queda demostrado la influencia económica que los grupos empresariales a partir de la búsqueda de beneficios económicos y garantías en sus operaciones, incluyen a la política como parte central de esta relación conveniente en lo privado, pero incómoda en lo público.
Cabe mencionar que Novoa tuvo una reunión con Carlos Alberto Délano, uno de los controladores del Grupo Penta, a quien le solicitó ayuda para financiar actividades de campaña en el Distrito electoral, correspondiente a Santiago Poniente, una de las principales actividades realizadas fue el establecimiento del call center, donde se suponía que trabajaron más de 80 personas durante 40 días y a cada una se le pagaban $7.000 diarios, lo que calculando por parte baja, se gastaron sólo en sueldos a las personas, una cifra cercana a los $22.400.000, lo cual no está documentado para verificar si realmente se hizo o no esa labor, además que estos ingresos obtenidos por Novoa fueron a parar directamente a las cuentas de una sociedad personal de él, llamada Inversiones y Mandatos.
Lo que llama la atención más allá de su rol en dictadura, es el cómo se convierte en una especie de padrino político de grandes peces gordos dentro de la UDI, pero con poco tacto ciudadano, ya que el montar un call center sin tener presencia física con la gente y también, no declarando los pagos de los financiamientos de empresas como lo fue desde Penta, entre otras, caben mencionar una forma de hacer política, sin sentido político, valga la redundancia, sino mas bien, de un sentido de logro económico y de interés empresarial, lo cual se ha pedido hasta el cansancio que no sea el objetivo práctico de la política que la gente pide y también, que mostró con el descontento ciudadano en el pasado proceso electoral en los días 15 y 16 de mayo, donde un poco más del 40% de las personas habilitadas, ejercieron su derecho a elegir las autoridades en los cargos de Gobernadores Regionales, Convencionales Constituyentes, Alcaldes y Concejales, con Novoa se extingue en parte la política feudal que nos dominó por décadas en nuestro país.
¿Será que como país aprendamos de los errores al haber elegido personajes como Novoa dentro de un puesto tan importante como lo es ser Senador de la República?
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