Chile es un país que cuenta con una alta diversidad geográfica, ambiental, social, cultural y no siempre la determinación de sus regiones político - administrativamente obedecen a factores naturales de sus territorios: “La delimitación de las actuales regiones no tuvo un correlato en las características agroecológicas, históricas o económico-productivas del territorio. Más que reconocer la existencia de una configuración territorial preexistente, buscó establecer regiones que fuesen funcionales al proyecto de transformaciones neoliberales iniciado por el gobierno militar (Arenas et al., 2007, p. 361 en Letelier y Concha 2016).
Según el último Censo, en Chile habitan aproximadamente 17 millones de habitantes (INE , 2017). Su sistema político se expresa en una república democrática con régimen presidencial (incluso algunos hablan de “Híperpresidencialismo” dada la alta relevancia de la figura presidencial en la administración del Estado y en sus gobiernos subnacionales) y su forma de Estado que es de carácter unitario. Actualmente su territorio se divide jurisdiccionalmente en 346 comunas, 16 Regiones y 56 provincias. En el año 2018 se creó la última región en Chile, la denominada Región de Ñuble (Ley N° 21.033 ), que después de arduos debates sobre la conveniencia de la descentralización político-administrativa vio finalmente su nacimiento, aportando a la desconcentración de las decisiones respecto a lo administrativo, económico, social de ese territorio. Es así como de “tarde en tarde” se escuchan nuevas voces de descentralización y de nuevos territorios que claman al Estado por lograr su anhelado “Reconocimiento de identidad” que está asociada a horizontes de desarrollo y progreso para sus habitantes.
Como indica Boisier (2000), en Chile las regiones administrativas carecen de un elemento aglutinador cultural capaz de producir una auto referencia e identificación socio territorial. Este es un problema relevante en el caso de las regiones multi provinciales, en las cuales existen diversas manifestaciones culturales de orden local, sin que lleguen a plasmar una verdadera cultura de la región.
Esto ha llevado a sostener que todo proyecto colectivo de desarrollo (todo proyecto político regional) debe entrelazarse con un proyecto cultural paralelo, capaz de crear la cultura de la región. (Letelier y Concha, 2016).
Indudablemente los costos de crear una nueva administración regional o provincial son bastante altos ya sea en términos financieros como el reclutamiento y consolidación de capital humano calificado. Una nueva región implica costos para el gobierno central y no para la nueva región: en el caso de Ñuble se crearon tres provincias, gobierno regional, intendencia, gobernaciones y la dotación de servicios públicos, entre 1.700 y 2.000 nuevos cargos, esto implicará que: ¿Habrá un aumento del FNDR –de donde proviene fuertemente el presupuesto de las regiones– o lo que antes se dividía entre 15 regiones ahora deberá repartirse entre 16?
En el caso de la nueva región de Ñuble, se concluye que de manera exploratoria el cambio administrativo sí genera cambios significativos en los ingresos autónomos y en los ingresos monetarios del hogar, esto se verifica comparando el cambio que tuvo las regiones de Arica y Parinacota y Los Ríos versus el cambio en estas variables que sufrió la Región de Ñuble. Frente a esto último, la variación en los ingresos durante los trece años de estudio si bien es progresiva en los tres casos, en el caso de las dos primeras se verifica un cambio mayor en el ingreso. Luego, al año 2013 los ingresos para las dos primeras regiones son mayores notoriamente que para Ñuble, con una diferencia de ingresos de casi $170.000 en el caso de la región de Arica y Ñuble.
Por otra parte, y también respecto a los indicadores de pobreza se verifica que “Arica y Parinacota” presenta una mejora en su situación de pobreza desde su cambio administrativo ocurrido el año 2007, sin embargo, analizando la situación de la Región de “Los Ríos”, se presenta un aumento de la cantidad de personas indigentes y una disminución de las personas catalogadas por la encuesta CASEN como “no pobre”. Luego, se puede inferir que estos indicadores se deben a que “Arica y Parinacota” tiene mejor administración de los recursos como también mayor disponibilidad de recursos productivos; por lo cual se deduce que, si no se logra llevar a cabo una correcta administración de los recursos, la regionalización podría no tener efectos positivos, esto sin considerar el tipo de actividad productiva que se realice en cada región. (Herrera e Inostroza, 2016), es por esto mismo que a partir de la creación de la Provincia de Marga Marga, mejorará las condiciones de las comunas que corresponden actualmente a esta configuración política y administrativa, luego en el trabajo se resolverá esta duda considerando algunos criterios claves en el ámbito social, desde una situación anterior a la creación a la Provincia hasta la situación ex post de la creación.
Por lo mismo, y para seguir en un enfoque desde lo que en Chile se ha buscado desde el enfoque que la “política de la descentralización” ha tenido en el tiempo, ya que se han priorizado aspectos técnicos, enfocando sus propuestas a la desconcentración administrativa, y abstrayendo a la “política” propiamente tal, generando diversas críticas al modelo de regionalización en el país, logrando levantar movimientos sociales que buscan la autonomía y un mayor poder en la toma de decisión en los proyectos y problemáticas asociados al territorio local, con el fin de desmarcarse del fuerte centralismo que ha desarrollado Santiago.
Esto ha generado un debate relevante para el estudio de la regionalización, y la visión territorial que se tiene a futuro del país. (Álvarez, 2018). Recientemente se habla hoy por ejemplo de la creación de nuevas regiones por ejemplo es el caso de la región de “Aconcagua”, en la actual región de Valparaíso que también otorgaría una nueva configuración territorial a una serie de comunas.
Entonces es pertinente preguntarse si: ¿Es efectivamente la descentralización político-administrativa una panacea para configurar escenarios de equidad territorial respecto a la repartición de los recursos económicos?
Los territorios -especialmente lo más rezagados- ven con esperanza la constitución de nuevos configuraciones o asociaciones entre comunas, que permitan básicamente mayor asignación de recursos desde el Estado central a sus autoridades, pero sin muchas veces acompañar esta preocupación por la generación de dinámicas económicas autónomas dentro del territorio. Estas nuevas configuraciones muchas veces están basadas en similitudes económicas más que en definiciones territoriales o históricas (Como por ejemplo contar con una cuenca hidrográfica común). En una situación histórica donde cada vez nuevos territorios reclaman autonomía es fundamental encontrar información que permita generar aprendizajes sobre estos nuevos proyectos de gestión territorial y que no solo respondan a objetivos de reivindicaciones territoriales históricas o economías comunes. Tal como señala Carlos de Mattos de no existir una base económica genuina la descentralización es solo un aspecto político, pero con bajo impacto en la calidad de la competitividad de los territorios.
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